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La inusual vida en las montañas

Sejnane

Sabiha Ayari

En las montañas de la región de Bizerta, vive Sabiha Ayari, cultora de la cerámica Sejnane. Es una de las mujeres rurales más reconocidas de la cultura tunecina, con solo poner su nombre en Google te saltan varios artículos periodísticos y de investigación sobre ella. Por ello, durante nuestro recorrido en Túnez, fue imprescindible visitarla para conocer sus obras y entender el por qué de su fama, a pesar de que hay más mujeres practicando este arte.

Antes de depender de un hombre

La cerámica Sejnane es una tradición milenaria hecha solo por mujeres. Es completamente natural y de material orgánico local, los colores son de los mismos minerales del barro y la iconografía es pintada con tintes naturales. Su elaboración inicia con la recolección, en las montañas, de un barro llamado kaula. A diferencia de la alfarería tradicional, que utiliza torno para moldear las piezas, las ceramistas Sejnane lo hacen todo a mano. El secado también es singular, no se utiliza horno, se realiza en un fogón cubierto con estiércol seco de vaca que le da una tonalidad oscura por la temperatura y el humo generado. Este saber, trasmitido de madre a hija por generaciones, es amazigh, cultura originaria magrebí. Los diseños e iconografía representan la identidad de este pueblo, que sobrevive al tiempo y a la modernidad.

Las mujeres de Sejnene, por sus conocimientos y técnicas de alfarería, fueron reconocidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2018.  Sin embargo, a pesar de la fama mundial, la situación de las mujeres de la comunidad y del mismo arte, sigue siendo precaria y está en peligro de extinción. 

Sabiha Ayari es una de las artesanas más destacadas de la cerámica Sejnane, ha participado en diversas exposiciones en Europa. Esto le ha merecido ser reconocida como embajadora de la cultura tunecina. Ella irradia fortaleza y seguridad, pero su semblante trasmite cansancio. A pesar de ello, jamás se arrepentirá de haber elegido una vida inusual que le abrió las puertas al mundo antes de depender de ningún hombre.

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Entrevista

P: ¿Qué es la cerámica para ti?

R: Mi refugio de vida, la recompensa al sacrificio de haber dejado de lado una vida convencional. Es mi terapia.

 

P: ¿Por qué elegiste ser ceramista? 

R: Esta tradición en Sejnane es el destino sagrado para todas las mujeres. Desde pequeña y desde todos los tiempos siempre ha sido así. Los hombres no han tenido interés en seguirla, para la mayoría de ellos, ha sido más fácil llegar a casa y tomar el dinero de las piezas que venden las mujeres. Estoy contenta con mi trabajo, pero no lo elegí conscientemente. Me enamoré de la cerámica antes de pensar en ello como trabajo. Me siento orgullosa de todas mis piezas, pero la tortuga y los peces, son mis favoritas. En la cultura Amazigh, es un talismán que ahuyenta a los malos espíritus. En la entrada de nuestras casas, siempre las veras, no solo nos protege de las malas energías, también protege a los visitantes de nuestras malas energías.

 

P: En Sejnane todas son ceramistas, ¿qué diferencia tu trabajo?

 

R: La cerámica Sejnane tiene una técnica de elaboración particular, pero tras conocer otros tipos de alfarería en mis viajes dentro de Túnez y en el extranjero, he ido innovando el diseño de mis obras, además de ceramista, me considero artista. Elaboro piezas tradicionales y modernas, en base a la misma técnica. Cuando las vendo, explico esto. Soy feliz creado piezas nuevas, me siento creativa y artista. Pero no lo entienden, me acusan de tergiversar la tradición. 

 

P: ¿Cuántas mujeres son parte de la comunidad de ceramistas de Sejnane?

 

R: En la comunidad hay 40 familias, pero mujeres ceramistas solo somos 10. Me gustaría mantener esta tradición viva por varias generaciones más, pero siento que se acerca su extinción. Este arte requiere paciencia, dedicación y mucha disciplina. Las jóvenes hoy no se interesan en aprender, tienen otros deseos y prioridades, prefieren trabajar en sitios que le paguen más y pronto, aunque las condiciones sean de abuso.  

 

P: ¿Por qué es importante preservar este arte?

 

R: Porque son nuestras raíces, nuestra herencia cultural. Para mi es sagrado porque de este trabajo y tradición he criado a toda mi familia, he generado vida para nuevas vidas, he inspirado a personas a ver belleza y he logrado vivir feliz. Eso es como ver a Dios en la cerámica. Es como que de la vida de la cerámica sale otra vida.

 

P: De todas las ceramistas Sejnane ¿por qué crees que eres las más conocida? 

 

R: Lo aprendí por tradición, pero luego la elegí por convicción. Aunque el camino ha sido y es duro, fue mi mejor elección, me abrió las puertas al mundo. He viajado varias veces al extranjero. He vivido una vida inusual para una mujer de mi comunidad. Tuve que decidir entre un hombre y mi arte.  Por eso hoy, la cerámica es mi hijo, mi esposo, mi familia, mis colegas, mis amigos. Es mi todo.

P: ¿Cuándo fue tu primer viaje al extranjero?

R: Fue en 1997, un francés me invitó a hacer una demostración de mi trabajo y exponer mis piezas en Francia. Me fue muy bien, vendí todo lo que llevé. En ese entonces, estaba comprometida, mi novio me puso a escoger entre viajar a Francia o casarme con él. Yo le dije que mi sueño era conocer otro país y vender mi arte, que hiciese lo que quisiera. Yo me fui y nunca nos casamos. 

 

P: ¿Te arrepientes?

R: No. Cuando llegué a Francia estaba atónita. Vi una manera completamente diferente de vivir, conocí otras técnicas de arte y de cerámica, aprendí mucho de otros artistas. Me identifiqué artista. He regresado muchas veces. 

 

P: Has viajado mucho ¿No pensaste quedarte en el extranjero?

R: Durante el primer viaje a Francia, un hombre quería casarse conmigo y darme la visa, pero yo no confiaba en él y me regresé. Afortunadamente, el año mi padre murió y pude estar aquí con él. Si yo no hubiese estado para acompañarlo me hubiese suicidado. Amo mi país, prefiero trabajar y vivir aquí, luego exponer y vender en el extranjero. Tenemos que cambiar nuestra ética y nuestros valores para quedarnos, no estoy de acuerdo con eso. Estoy satisfecha con mi trabajo y con los principios que guían mi vida, para qué quedarme. Cuando descanso estoy en paz y tengo buenos sueños, sé que soy integra y hago mi trabajo con dignidad. 

 

P: ¿Qué amas de ser tunecina? 

R: Que todos somos libres. Soy orgullosa de la religión islámica, pero respeto todas las religiones. 

 

P: ¿Eres consciente de que eres una mujer singular en la comunidad de Sejnane?

 

R: Sí. Porque elegí una vida inusual, el camino del trabajo y el arte. En la cultura Amazigh, aunque es un matriarcado, la última palabra la tiene el hombre. Si en un hogar ambos trabajan, el dinero de la mujer igual es del hombre y él decide cómo se utiliza. Por eso, en muchas casas, aunque la mujer vende algo, ella esconde su dinero. En mi caso, soy libre, mi dinero es mío y no se lo tengo que dar a nadie.

 

P: ¿Tu padre nunca administró tu dinero? 

 

R: No. Mi caso es distinto, mi padre estuvo enfermo durante 25 años. Cuando vendía algo con felicidad le daba el dinero, pero él me lo devolvía para que comprara las cosas de casa. Desde siempre fui el sustento de mi familia. Cuando murió mi padre, mi hermano me permitió seguir administrando mi dinero, ayudaba y me respetaban mucho. El también murió en el 2014, me quedé a cargo de mi cuñada y mis cuatro sobrinos. Soy la jefa de mi familia ahora. 

 

P: ¿Qué significa para ti tener un rol de hombre en tu casa? ¿estás contenta? 

R: Es lo que me dio Dios. Me hizo mujer y me dio una experiencia de hombre. No tengo educación académica, pero mi experiencia en la vida me ha hecha sabia. Me considero muy fuerte. Mis sobrinos están ejército, pero ellos no podrían resistir lo que he vivido en cuanto a presión, trabajo y dolor. Pero no estoy sola, tengo una red de apoyo, mi comunidad.  Si no tengo dinero ellos me prestan porque confían en mi palabra y saben que trabajo mas que un hombre. También yo los apoyo cuando tienen momentos difíciles. 

 

P: ¿La comunidad te apoya por ser mujer?

 

R: No me apoyan por ser mujer, sino por quién soy. He demostrado que soy alguien digno, de palabra y fuerza. Si yo pido prestado dinero, no es caridad, es préstamo, pago en la fecha que digo que voy a pagar.

P: ¿Qué significa ser una mujer tunecina para ti?

 

R: Para mi es significado de fortaleza y lucha constante. No es fácil la vida para la mujer árabe tunecina, se construye sola, trabaja duro para vivir y sobrevivir. A mí la vida me enseñó que un golpe que no te mata, te hace más fuerte. Estoy orgullosa de lo que he aprendido de los golpes.

Un arte milenario

La cerámica del pueblo amazigh

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