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El arte del desierto

En uno de los oasis más antiguos de Túnez, una artesana moderna busca prosperar a su país a través del arte. Nativa del Sáhara, recicla las palmeras del desierto para crear cualquier artesanía inspirada por su ambiente. En 2017 comenzó con una pequeña boutique que la convirtió en la mujer pionera en el sector de reciclaje de materiales orgánicos en el país.

Qibili

Sana Ben Amor

Sana no estudió bellas artes. No tiene ningún tipo de formación. Sus abuelos creaban artesanía utilizando hojas de las palmeras. “Hacían sombreros, platos, lámparas –de todo un poco–. Eso me inspiró.  Mi papá también trabajaba con palmeras, así que  podría decirse que mi oficio estaba en mi ADN”.

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Su día comienza a las ocho de la mañana. Primero llega al oasis para seleccionar las palmeras que quiere utilizar. Después hay que coordinar el transporte de los troncos al taller. Una vez en el taller, comienza la parte más intensa del trabajo. “Tengo que reducir un tronco entero de una palmera a pedazos más pequeños y de diferentes tallas para poder crear mis obras. Es una labor bastante pesada”.

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Ser artesana no viene sin obstáculos. Sana maneja suficientemente bien los materiales orgánicos y su transporte, pero el coste de las herramientas es un problema, ya que aumenta anualmente. “Sé que es una crisis mundial, no solo tunecina. A veces tengo bastante trabajo para cubrir estos gastos. Otras no. Con la guerra en Ucrania estoy vendiendo mucho menos. No puedo comprar lo que necesito para seguir trabajando”.

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No obstante, Sana sigue adelante con gran esperanza de poder abrir su propia fábrica en un futuro. “Sería una de reciclaje de palmeras, pero sin las preocupaciones de transporte y su coste. Quiero proveer trabajos. Quiero poder ofrecerle empleo a las mujeres y a los hombres de mi pueblo. Ese es mi sueño, inshallah.”

Como mujer tunecina, considera que tiene mucha suerte. “Somos fuertes –muy fuertes–, con mucho talento. Estoy muy agradecida de ser tunecina. Además, Túnez lo tiene todo: montaña, mar y desierto”. Reconoce que tiene sus dificultades como país, sobre todo estos últimos años, pero “Túnez es amor. Puro amor. Y es absolutamente perfecto como es”.

Si Túnez es amor, Sana lo expresa en su arte. La tradición, el compromiso, su ADN, el desierto, las palmeras, sus facciones. Todas y cada una de sus piezas son Túnez, su historia lo es. 

Si Túnez es amor, Sana también.

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